Los seguros de vida son, al fin y al cabo, contratos entre dos partes: la aseguradora y la persona que contrata el seguro.
Dentro del seguro hay varias partes fundamentales que todos debemos conocer, como son el asegurador, que es la compañía de seguros, el tomador, que es quien contrata la póliza, el asegurado, que es la persona que se asegura en la póliza, el beneficiario, que es la persona que recibirá la indemnización y el capital o la prima, que es el dinero que recibirá la persona beneficiaria de la póliza.
En realidad es muy sencillo contratar un seguro de vida. Primero buscamos la compañía que nos ofrezca las coberturas que buscamos a buen precio, solicitamos el seguro, mostramos nuestro DNI, y presentar un certificado médico que muestre que no estamos enfermos en el momento de hacer el seguro.
¿Por qué es necesario no tener ninguna enfermedad, si cuando vamos a necesitar el seguro es precisamente cuando nos pase algo? Por eso muchas personas dudan de hacerlo, porque es pagar algo que tal vez no pase nunca. La verdad es que parece algo ridículo, y a veces siguiendo con lo que es necesario para hacer el seguro, algunas compañías nos pedirán que nos hagamos un reconocimiento médico, quizá por si estamos mintiendo en lo de que no estamos enfermos.