Se conocen comúnmente como seguros de vida, pero estos productos se han concebido realmente para cubrir otros incidentes relacionados con la integridad física de quienes son asegurados. Es mejor hablar de una póliza de vida y accidentes, ya que además de indemnizar en el caso de que el titular del seguro fallezca por una enfermedad o porque se haya producido otra desgracia que haya dado como resultado la muerte, en función del grado de invalidez que se haya producido si no ha habido una muerte.
Cuando un accidente produce un grado de invalidez completa, la compañía de seguros se encarga del pago de las primas establecidas según contrato, que se puede percibir en forma de pago único o como un pago diferido, que consiste en una asignación mensual que se recibe hasta acabar con el dinero que se había firmado como indemnización. Para llegar hasta este punto el grado de invalidez debe ser muy elevado, tanto que haya convertido en quien suscribió la póliza en incapaz de desarrollar una actividad laboral, y en caso contrario la indemnización será proporcional al grado de invalidez que se haya producido, de modo que si este es del treinta por ciento, se pagaría el treinta por ciento de las primas del seguro, y el resto se pagaría en el caso de que el grado aumente.
Por esta razón los seguros de vida no cubren solamente la muerte y por lo tanto es más adecuado hablar de seguros de vida y accidente.