Seguros de vida, tan viejos como la misma civilización

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Los seguros de vida son tan antiguos como la civilización, en Babilonia (1810-1750 a.c.), el código de Hammurabi establecía la indemnización a las esposas y vástagos en caso del fallecimiento del cónyuge. Estos instrumentos se fueron perfeccionando en el transcurso del tiempo desde Grecia hasta Roma e Inglaterra, país donde nacen las “guilds” que no son más que fondos mutuos que prestaban asistencia a sus miembros en caso de muerte, naufragio, secuestro por piratas, flagelos y pérdida de herramientas de trabajo.

Previo al desarrollo de los seguros corporativos, los primeros aseguradores que surgieron fueron individuos que estaban dispuestos a enfrentar uno o varios riesgos. Se considera que la primera compañía de seguros -Café de Lloyds- fue establecida en Inglaterra a finales de 1687 -siglo XVII-, como respuesta al gran incendio que devastó Londres en 1666. En cuanto a los seguros de vida, estos vieron la luz durante los primeros años del siglo XVIII. A mediados del siglo XIX los seguros se habían propagado por Europa y Estados Unidos.

El pago por parte de la compañía de seguros de la suma asegurada depende del fallecimiento o supervivencia del asegurado en un determinado periodo de tiempo. El pago del beneficio no tiene relación alguna con el valor del daño producido por la ocurrencia del siniestro debido a que a la persona no puede asignársele un valor económico.

En la actualidad, existen infinidad de ofertas de seguros de vida para personas -incluso para animales de compañía-. Por mi parte, desde hace algunos años atrás me encuentro cubierto por una póliza, en caso de mi ausencia, mi familia se encuentra protegida económicamente.

Ahora que los accidentes aéreos están de moda es momento que consideres contratar un seguro de vida. Yo ya lo hice. ¿Y tú?