Todo el mundo es consciente de que cuando se pierde una vida el daño que se produce es irreparable, pero lo cierto es que cuando el que pierde la vida es quien mantiene a la familia se produce un daño aún mayor, y esa es realmente la razón principal por la que se contratan los seguros de vida.
Cuando la persona que mantiene a la familia fallece, además de producirse una gran pérdida los miembros de la familia sufren un daño económico del que cuesta mucho recuperarse, de modo que contratar un seguro de vida puede paliar, al menos en parte, el vació económico que deja quien se ha ido, algo sumamente importante cuando se trata de la única persona que aporta ingresos a la unidad familiar.
Para que el dinero que se recibe en caso de fallecimiento cubra las necesidades de la familia, es necesario hacer un cálculo de las necesidades de esta y elegir entre percibir una cantidad de una sola vez o guardar la indemnización en un fondo y obtener mediante la recepción de intereses una cantidad similar a la que aportaba el fallecido. En cualquier agencia de seguros harán posible conocer la prima necesaria para hacer estas operaciones, teniendo en cuenta los tipos de interés y conociendo de antemano el precio de tener la seguridad de que si alguien pierde la vida, a pesar de no recuperar nunca algo tan importante, no será un problema añadido el de ver cómo la familia se encuentra en graves apuros.